martes, 8 de diciembre de 2015

lunes, 7 de diciembre de 2015

viernes, 4 de diciembre de 2015

Misa Amane


Misa Amane (弥 海砂, Amane Misa) es uno de los personajes principales de Death Note, quien además de ser una reconocida modelo, es el "Segundo Kira".

Personalidad

Misa suele tener una actitud algo infantil e impulsiva. También tiene fuerte temperamento, como se ve en los momentos de celos por Light y los comentarios de L hacia ella. Cuando ella habla suele referirse así misma en tercera persona.
Siente una determinante devoción y admiración hacia Kira por matar al asesino de sus padres (lo cual explica su "amor" a Light). Es muy sensible, eso se ve al saber como obtuvo su Death Note, sintiendo gratitud por Jealous por sacrificar su vida por ella, considerando que el amor es así. Debido a estas circunstancias, Misa es fácilmente manipulable por parte de Light quien la ve meramente como una herramienta en sus propios planes, creyendo erroneamente que Light está enamorado de ella aunque éste sienta lo contrario.
También tiene un cariño y vínculo amistoso con L Lawliet a pesar de llamarlo "pervertido".
Y tiene un fuerte aprecio a Rem, a quien considera como un gran amigo.

L

L Lawliet (ローライト・エル, Rōraito Eru), también conocido como L ("Elle" en la versión italiana),[1] es el misterioso detective cuya misión es atrapar a Kira. Aunque en un principio se desconoce su rostro y nombre, a lo largo de la serie acaba presentándose ante otros personajes, desvelando así su extraña personalidad y convirtiéndose de este modo en uno de los personajes más importantes de la serie y uno de los más aclamados por el público.

Personalidad 

Como características personales, L es un personaje muy introvertido, que evita relacionarse con la gente y que no suele confiar en nadie, hecho que él mismo reconoce. Tiene costumbres poco habituales, como sentarse de cuclillas alegando que si no lo hace su capacidad de concentración disminuye un 40%. 
L
L.
Está tan concentrado en resolver sus casos que no tiene tiempo para preocuparse por su propio aspecto físico, como prueba el hecho de que lleve día tras día la misma ropa, además de aparentar poco más de 17 o 18 años cuando en realidad tiene 25. Es muy persistente en sus deducciones, le cuesta aceptar que son erróneas (llegó a tener a Light encerrado durante 50 días para demostrar que éste era Kira, a pesar de que las muertes de criminales se reanudaron 13 días después del encarcelamiento), y entra en una profunda depresión cuando se da cuenta de que estaba equivocado.
A pesar de su aspecto fragil, L es muy buen luchador, y se puede comprobar que conoce algún tipo de arte marcial (Capoeira, según el autor de la serie), así como muchas otras habilidades sorprendentes, tales como saber pilotar un helicóptero. Otra característica de L es su dieta, basada en todo tipo de alimentos dulces, con alto contenido en glucosa (aunque no se menciona en la serie, es posible que esto sea debido a las grandes cantidades de energía que su cerebro necesita para funcionar), así como café con mucho azúcar, que parece ser su única bebida, probablemente para lograr mantenerse despierto durante largos periodos de tiempo. No suele dormir, y cuando lo hace sigue en su posición habitual, sentado de cuclillas.
L es también un estricto creyente de la justicia, pero a diferencia de Kira, para L, todas las vidas humanas en absoluto son sagradas, inclusive la del peor delincuente del mundo. Sin Embargo, L no titubea a la hora de utilizar una vida que él considere como desperdiciada como el ser un delincuente sentenciado a muerte. Por esta razón, L considera a Kira como un asesino en serie de la peor calaña, ya que si bien sus objetivos tienen algo compartido en común (hacer del mundo un lugar mejor), los métodos de Kira son del todo condenables. Al enfrentarse a Kira por primera vez L dice que él mismo "es la justicia". Sin embargo, más tarde, L dirá literalmente: "Resuelvo casos difíciles porque es mi pasatiempo. Bajo los principios de las leyes modernas, yo también soy un villano que ha cometido muchos crímenes. Como tal, sólo me involucro en casos de mi interés personal. Esto no es justicia. Sin embargo, no me detendré hasta resolverlos... Ya que soy una persona terca que detesta perder". Así, su objetivo principal pasa a ser arrestar a Kira.

Light Yagami


Light Yagami (夜神月, Yagami Raito), también conocido comoKira (Kira,キラ), es el principal protagonista/antagonista del anime y el manga de Death Note. Al comienzo de la serie, descubre la Death Note y lo utiliza para matar a los delincuentes que principalmente aparecían en las noticias. Después pasó a ser conocido en Japón como Kira (basado en la pronunciación japonesa de la palabra inglesa Killer, "asesino"). Se unió a la policía para acercarse a su enemigo L y acabar con él. Al final es asesinado por la Death Note de Ryuk a comienzos de 2013 (2010 en el manga).

Persoalidad 

Light se caracteriza como un chico aburrido, tiene 17 años al inicio del anime, a pesar de ser joven, confiando en su propio sentido de la lógica y creatividad como es en lo que respecta a los demás. Él esta frustrado por la falta de justicia en el mundo. Creyendo que el mundo está "podrido", desea un medio por el cual puede promulgar su voluntad para purgar el mundo de todo mal.
Light usa la Death Note con el único fin de limpiar al mundo de la delincuencia y las injusticias. La meta final de Light es crear un mundo que esté libre de criminales y que esté poblado sólo por personas de bien convirtiéndose así mismo en el "Dios del nuevo mundo". Sin embargo, a pesar de lo noble de sus propositos, sus métodos están lejos de ser aprobados por la sociedad que lo considera un asesino en serie maniático que sólo busca satisfacer su propio ego.
Light es un hombre decidido y directo con lo que piensa, no importándole en lo absoluto manchar sus manos con sangre ajena de las personas que ha matado. Esta acción concluye al final que él es capaz de llegar a extremos inimaginables con tal de lograr su cometido.

Superyó

Ello, yo y superyó son conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis con la que Sigmund Freud intentó explicar el funcionamiento psíquico humano, postulando la existencia de un «aparato psíquico» que tiene una estructura particular. Sostuvo que este aparato está dividido, a grandes rasgos, en tres instancias: el ello, el yo y el superyó, que sin embargo comparten funciones y no se encuentran separadas físicamente. A su vez, gran parte de los contenidos y mecanismos psíquicos que operan en cada una de estas entidades son inconscientes.
El Superyó es la parte que contrarresta al Ello, representa los pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la «conciencia moral» y el ideal del yo. La «conciencia moral» se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y recompensadas.
El Superyó en la enseñanza clásica freudiana es una instancia que no está presente desde el principio de la vida del sujeto, sino que surge a consecuencia de la internalización de la figura del padre como un resultado de la resolución del complejo de Edipo.
Con posterioridad a Freud se ha discutido sobre el origen de la instancia. Melanie Klein, por ejemplo, postula la existencia de un Superyó en el lactante. Para la corriente psicoanalítica que sigue la orientación de Jacques Lacan será en cambio relevante reforzar la idea de Freud acerca del momento del surgimiento del Superyó, otorgándole a lacastración, a la resolución del complejo de Edipo y a la función paterna un carácter fundacional del sujeto con sus tres instancias, así como un papel determinante de su posición estructural.

Yo

Ello, yo y superyó son conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis con la que Sigmund Freud intentó explicar el funcionamiento psíquico humano, postulando la existencia de un «aparato psíquico» que tiene una estructura particular. Sostuvo que este aparato está dividido, a grandes rasgos, en tres instancias: el ello, el yo y el superyó, que sin embargo comparten funciones y no se encuentran separadas físicamente. A su vez, gran parte de los contenidos y mecanismos psíquicos que operan en cada una de estas entidades son inconscientes.
El Yo tiene como fin cumplir de manera realista los deseos y demandas del Ello con el mundo exterior, a la vez conciliándose con las exigencias del Superyó. El Yo evoluciona según la edad y sus distintas exigencias del Ello actuando como un intermediario contra el mundo externo. El Yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del Ellode una manera apropiada. Utiliza razonamiento realista característico de los procesos secundarios que se podrían originar. Como ejecutor de la personalidad, el Yo tiene que mediar entre las tres fuerzas que le exigen: el mundo de la realidad, el Ello y el Superyó, el Yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización integrada. Aunque en sus escrituras tempranas Freud comparó el Yo con nuestro sentido de uno mismo, en adelante comenzó a retratarlo más como un sistema de funciones psíquicas tales como el examen de realidad, defensa psíquica, funciones cognitivas e intelectuales (síntesis de la información, memoria y similares).
Es la entidad que actúa como regulador entre las demandas del Ello y del Superyó. No es ciento por ciento consciente, en particular, los contenidos referentes a las funciones yoicas de defensa son esencialmente inconscientes. Se basa en un concepto realista del mundo para adaptarse al mundo. Casi ejemplificado como un poder o una persona dentro de la mente, que nos presta atención en todo momento, incluso en nuestras acciones más íntimas, esta observación no es lo mismo que una persecución, pero no está muy lejos de serlo.
Todas las acciones ejecutadas, son analizadas por el Yo y a menudo se les comunica los resultados: «ahora debe decir esto…», «ahora deberá salir». Amenazando con el castigo en caso de incumplimiento. El Yo, en su observación nos permite reconocer las acciones que realizamos, la oportunidad de elegir el camino a seguir, y razonar los impulsos que realizábamos con tal de no ceder lugar a la liberación libidinosa, y velar por la integridad general de la realidad. Es el primer paso del reconocimiento, para afrontar las alegrías, culpabilidad o castigo.